¿Por qué se recomienda tomar una copa al día?
Muchas veces hemos oído decir que el vino es saludable, especialmente el vino tinto. Ya en la Antigüedad y a lo largo de toda la historia, diversas civilizaciones han creído en las propiedades beneficiosas, incluso terapéuticas, del vino.
Consumido siempre con moderación, al vino se le han atribuido propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, anticancerígenas y analgésicas. Se afirma, entre otras cosas, que es capaz de mejorar la salud cardiovascular, de combatir el colesterol y de contribuir a una buena salud mental.
A grandes rasgos, esto no ha cambiado hasta el día de hoy. Aunque en algunas ocasiones la ciencia ha desmentido alguna propiedad que se atribuía al vino, ha sido también capaz de confirmar otras tantas. Es decir, muchos estudios hoy en día siguen demostrando que un vaso de vino tinto al día es saludable, adelgaza e incluso prolonga la vida.
¿Qué sustancias componen el vino?
El principal componente del vino (entre un 80% y 85%) es agua. Entre el resto de sustancias encontramos:
- Alcohol: El contenido varía según el vino y se suele situar entre el 10% y 14%. Se trata mayoritariamente de alcohol etílico, aunque también podemos encontrar otros alcoholes: glicerina (que aporta dulzura y volumen), alcohol metílico (en cantidades despreciables e inocuas), eritritol y otros poli-alcoholes.
- Azúcar: La proporción también es variable y depende del tipo de vino. En cualquier caso, se trata siempre de los azúcares naturales del zumo de la uva que no se han transformado en alcohol durante la fermentación, y nunca de azúcares añadidos. En el vino tinto, estos azúcares como la glucosa y fructosa son poco importantes y representan entre dos y tres gramos por litro. Los vinos blancos suelen contener cantidades ligeramente superiores. Entre los vinos con un mayor contenido de azúcar están los vinos semisecos y los vinos dulces.
- Ácidos: Como los ácidos tartárico, málico y salicílico que hacen del vino un líquido alcohólico ácido, cuyo pH se sitúa entre el 2,5 y 4.
- Metabolitos secundarios de las plantas como los taninos y los polifenoles (flavonoides, resveratrol, lignanos, antocianinas…)
- Proteínas: Entre uno y dos gramos por litro.
- Vitaminas: En cantidades pequeñas, encontramos tiamina (B1), riboflavina (B2), nicotinamida (B3), ácido pantoténico (B5), piricloxina (B6), mesoinositol (B7), biotina (B8), cobalamina (B12), ácido fólico (B9) y, cianocobalamina (B12). y ácido ascórbico (vitamina C).
- Minerales y oligoelementos son sustancias imprescindibles para muchas de las reacciones metabólicas que ocurren dentro de nuestro organismo. El vino contiene, entre otros: potasio, sodio, calcio, cloro, azufre, flúor, silicio, yodo, bromo, boro, hierro, cobre, zinc y manganeso.
En resumen, el vino es una mezcla muy completa que contiene macro y micronutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo humano.
¿Cómo benefician las sustancias del vino la salud del ser humano?
El consumo regular y moderado de alcohol tiene un efecto favorable sobre el nivel de colesterol: reduce el nivel del colesterol malo LDL en la sangre y aumenta el nivel del colesterol bueno HDL en la sangre. Este efecto favorable sobre el nivel de colesterol contribuye a su vez a una mejora de la salud cardiovascular, como por ejemplo la reducción del riesgo de trombosis.
Entre las sustancias especialmente beneficiosas del vino se encuentran los polifenoles como las catequinas, los lignanos, los flavonoides, las antocianinas y el resveratrol (molécula esta última que algunos científicos consideran clave contra el envejecimiento). Todas estas sustancias presentan propiedades antioxidantes y por lo tanto son capaces de disminuir la acción de los radicales libres.
“Una copa de vino diaria puede actuar como un verdadero «cóctel de antioxidantes» para proteger nuestra salud”
Los radicales libres son moléculas inestables que se generan durante el metabolismo normal de las células y que se pueden acumular y dañar otras moléculas. Este daño, conocido como estrés oxidativo, puede a su vez aumentar el riesgo a desarrollar cierto tipo de enfermedades entre las que se encuentran: cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades crónicas… El vino, al contener estas sustancias antioxidantes, contribuye a reducir el riesgo a padecer este tipo de enfermedades.
Por lo que se refiere al resveratrol, está considerado como uno de los «eliminadores de radicales» más eficaces de todos. Se encuentra sobre todo en el escobajo, las semillas y la piel de las uvas, y pasa al vino durante la fermentación, especialmente en el vino tinto.
Cabe remarcar también que todavía queda mucho camino por recorrer y muy posiblemente todavía no se han identificado todas las sustancias que contiene el vino. Por ello, es de suponer que puede contener más componentes con efectos positivos para nuestra salud.
¿Contra qué enfermedades protege el consumo moderado de vino?
Todos estos componentes del vino con sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias pueden ayudar a mejorar nuestra salud.
Prevención de enfermedades cardiovasculares
Como hemos mencionado anteriormente, el consumo moderado de vino favorece la circulación sanguínea y tiene un efecto positivo en la composición de los lípidos sanguíneos (ayuda a reducir el colesterol LDL perjudicial). Además, puede mejorar la función de la capa de células que recubren los vasos sanguíneos (endotelio) y que juega un papel crucial en la salud cardiovascular. Tener unos vasos sanguíneos saludables contribuye a una reducción del riesgo de infartos y trombosis (1).
Prevención de cáncer
Gracias especialmente a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, el consumo moderado de vino se ha asociado a una reducción del riesgo a padecer determinados tipos de cáncer como cáncer de mama, colon, pulmón o próstata (2).
Retrasa el envejecimiento
Estudios recientes han demostrado que el resveratrol es capaz de activar unas moléculas conocidas como sirtuinas. Estas moléculas se hallan en nuestras células y desempeñan un papel clave en el metabolismo celular, durante la respuesta celular al estrés (oxidativo o genotóxico) y en ralentizar el envejecimiento. La activación de las sirtuinas mediante resveratrol puede imitar estos efectos de prolongación de la vida y aliviar determinados tipos de enfermedades crónicas y metabólicas.
“Actualmente la inflamación (al principio subyacente, pero persistente) se sitúa como elemento central del desarrollo de muchos tipos de enfermedades (crónicas, metabólicas, autoinmunes…). Por ello, el consumo moderado de vino, gracias a sus propiedades antiinflamatorias puede, en algunos casos, contribuir a su prevención”
Diabetes: Contribuye a su prevención y mejora la salud de los afectados
Son numerosos los estudios que han analizado los efectos del vino sobre la diabetes. Han llegado a la conclusión que el consumo moderado de vino contribuye tanto a la prevención de esta enfermedad (3) como a mejorar la salud de las personas ya afectadas (4, 5).
El estrés oxidativo es a la vez una de las causas y consecuencias de la diabetes. Los pacientes que padecen diabetes presentan un mayor nivel de estrés oxidativo. Como hemos mencionado anteriormente el estrés oxidativo es perjudicial para la salud y afecta especialmente al sistema cardiovascular: altera el perfil de las lipoproteínas plasmáticas, los parámetros de coagulación, el endotelio y las membranas celulares. Las sustancias antioxidantes que contiene el vino pueden por lo tanto contribuir a prevenir la aparición de la diabetes y las complicaciones diabéticas.
Previene las enfermedades mentales
Numerosos estudios han demostrado que el vino es capaz de reducir el riesgo de padecer enfermedades mentales, tanto aquellas relacionadas con el estado anímico (depresión) (6) como aquellas enfermedades neurodegenerativas que afectan el estado cognitivo (Alzheimer) (7).
Mejora nuestra microbiota intestinal
Diversos estudios recientes han demostrado que la microbiota intestinal de las personas que consumen vino de forma moderada es más diversa y sana. La microbiota intestinal es el conjunto de bacterias beneficiosas que viven en nuestro intestino y que desempeñan toda una serie de funciones de vital importancia para nuestro organismo que no son capaces de realizar nuestras propias células (8, 9).
¿Es más sano el vino tinto o el vino blanco?
Por norma general, el vino tinto es más saludable que el vino blanco. Esto se debe a que contiene más (o una mayor cantidad) de las sustancias beneficiosas que hemos mencionado anteriormente. Es así porque durante el proceso de fermentación del vino tinto se incluyen las semillas y la piel, que son las partes de la uva que contienen muchos de los metabolitos secundarios de las plantas.
Conclusión: Incluye el vino dentro de un estilo de vida saludable
El consumo moderado de alcohol puede tener efectos beneficiosos para la salud. Si bien no existe un consenso sobre la cantidad indicada, se suele recomendar máximo 20 g de alcohol al día para una mujer de edad mediana y máximo 30 g de alcohol al día para un hombre de edad mediana. Convertido en vino equivale a un vaso pequeño de vino (0,15 l) para mujeres y un cuarto de litro (0,25) para hombres al día.
No obstante, hay que tener algo claro: el vino tinto no es un medicamento. Si bien es cierto que contiene muchas sustancias beneficiosas, el consumo excesivo es nocivo y afecta especialmente a hígado, sistemas nervioso, inmunológico y hormonal.
La mejor recomendación para una vida sana es combinar el consumo moderado de alcohol con otros hábitos de vida saludable como una dieta equilibrada y ejercicio físico.